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LA VENGANZA DE UN MASON 25 «de inspirar un. amor ciego y apasionado á. Mase«rita, hombre impío, masón empedernido, ratón de lo pendenciero y blasfemo como él solo. Tres veces había pedido Mascarita 4 Elisa por esposa, y otras tantas ha- bía suplicado ella á su padre, con los” ojos Menos de lá grimas, que no la entregara en manos de a quel revolu Y A sol irada 1 y AAN paa aro cionario, cuya da mirada la hacía estremed de miedo. D. Ricardo cedió fácilmente á los ruesos de su hija, porque no quería confiar la suerte de aquel pedazo de su corazón á un monstruo que llevaba pintadas en su l | 1 frente.señales de reprobación; mas esta negativa hirió el orgullo de Mascarita, y contribuyó grandemente á exa perar:su pasión, por lo cual determinó apoderarse d su presa, sirviéndose de todos los medios que le pri porcionaba su per: ersidad. Ansiosa Elisa de sustraerse no sólo al; mor, sino también á las miradas de aquel hombre que continua- mente la acechaba, se resolvió á entrar en un « mvento. Muchas lágrimas costó al padre la resolución de su hija: pero tuvo que resignarse ante el horrible di] que l: "hacía Mascarita de casarse cón ella, ó para echárselos á su perro. El día de la Virgen de Agosto in » en el convent y desde entonces todos los días visita] D. Ricardo la ia para oir, lleno de gozo y derramando dul lá» grimas, la voz vibrante y sonora de Elisa, que canta! a, al són del Órgano, con tanta melodía como e: nta el ji]- guero entre las flores, con tanta suavidad como canta; las vírgenes en el Cielo el himho de 1 conci Añ-