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298 ¿QUE ES ESO DEL PURGATORIO? —¿A que se ha dejado V. crecer la barba por no darme propina? —i¡Nó, hombre, nó! porque estaba ocupado en la siembra de las habas y no he podido venir del campo hasta hoy; pero á bien que voy á holgar dos días. Ya no me voy hasta que pasen los difuntos —¿Y qué hará V. ese día? —Pues ir al cementerio á rogar por ellos para que salgan del Purgatorio. —¡A ver, á ver! ¿qné es eso de Purgatorio? replicó el oficial, siguiendo la broma. —¡Hombre! ¿también tú cres de los incré lulos? —¿Y o? ¡Dios me libre! soy cristiano como el que más, y creo á puño cerrado en la otra vida; porque hay bribonazos por ese mundo que merecían estar en presi- dio toda la vida; y no obstante, andan nadando en la abundancia, riéndose de sus víctimas y burlándose de la justicia humana; y hay también almas buenas que se quitan el pan de la boca por socorrer una desgracia, sin que su virtud sea pagada en la tierra; y como Dios es justo; y no puede dejar la virtud sin premio, fi el crí- men sin castigo, es preciso que en la otra vida haya nn cielo para unos y un infierno para otros. Todo eso es muy conforme á la razón, y todo lo creo yo; ¡conque mire V. si soy buzn cristiano! Pero eso del Purgatorio, eso de que los buenos tengan que padecer allí después de haber pasado aquí lo que Dios sabe, eso... parece que no sea muy conforme á razón. A lo menos á mí se me hace muy difícil de entender. Al decir esto, el barbero guiñó un ojo, y los cir-
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