BCCPAM000535-2-21000000000000

204 DESDE MI OBSERVATORIO casualidad que lo tiene totalmente contrario, porque aquellos son astronómicos y el nuestro terronómico; allí observan las cosas de arriba, y aquí observamos las de abajo; allíse fijan en los astros, y aquí nos fijamos llenos de deudas, esposos entrampados, etc., etc. en los hombres, y... en las mujeres también; pues en a ellas precisamente hicimos el interesante descubrimien- 4 He to que vamos á revelar para bien de la humanidad, y es- : Úí 6 pecialmente para bien de familias arruinadas, padres A | Ñ ¡ ¡Atención, pues, señoras y señoritas! Días pasados | nos pusimos á ensayar el novísimo y grandioso telesco- | pio, últimamente adquirido (sistema Nieremberg), y... í ¡qué cosas vimos! Estaba por no decirlas... pero... ¿por E qué nó? En fin, allá van, y dén donde dieren. El Peregrino de la Capucha dirigía las maniobras, E que duraron lo que duró el siguiente diálogo. El me decía: , á Monta el telescopio en esta dirección, así, hacia ] el Oeste; abre el ojo y fíjate bien; ¿qué ves? —¡Huyy y!... ¡Qué hormiguero de gentes! van hom- h bres, mujeres, niños, viejos, doncellas, matronas, jóve- : nes, ancianos, ricos, pobres, amos, criados, militares, paisanos, clérigos, comerciantes, políticos.. ¡la mar! ¿Qué hormiguero de gente, Díos mío! | —Pero ¿por dónde van? —Por el camino de la vida, y se dirigen de Orien- te á Occidente, como si dijéramos, de la cuna á la se- , pultura, del tiempo á la eternidad y de la- vida 4 la muerte. z —¡Ya, ya! ¿Y van muy de prisa? — Sí, corriendo; más todavía, volando vertiginosa-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz