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200 RECETA EFICAZ CONTRA TODAS $ A ; 5 : ellos un lenguaje de taberna y cuando tenía que repren- Aid lo hacía cóoñ un RARO Ad derlos, lo hacía con unos terminachos escandalosos y con unos disparates impropios é indignos de los labios de una mujer. De V. aprendieron á ser mal hablados, y por consiguiente, ahora tiene oger el fruto de lo que sembró. —¿Y qué culpa tengo yo de que siempre anden pe- leando con otros muchachos? Ñ —Qué culpa tiene V.? ¡Toda mía, toda! V. le elaba una soberana paliza al primero que le rompía un plato Ó le derram: ya una gota de aceite; y en cambio, cuando le rompían la cabeza al prójimo y derramaban la sangre humana, ní los amenazaba siquiera, sino que les reía la gracia diciéndole: Bien hecho, hijo; el (11!) .. que te la haga, que te la pague! Esto y enseñarlos á ser matones y á morir en al calabozo Ó en la horca, era todo lo mis- mo. Desengáñese V. Señá Carmeu, que cada uno recoje lo que siembra: V. sembró lo que V. sabe, y recoje lo que yo me sé; V. crió cuervos, y le están sacando los ojos; crió malos hijos, y le están matando á disgustos con lo mucho que la hacen sufrir; y lo peor es, que tambien hacen sufrir á los demás, y sobre todo á mí que ninguna culpa tengo de que V. se casara con quien se casó, ni de que educara á su familia tan mal como la ha educado. El único remedio que le queda á V. después de to- do, es el agua bendita para con su marido, y la oración para con sus hijos; quiero decir que calle V. la boquita, y no se queje de su mala suerte, echándole á Dios la culpa de lo que le está pasando; que usted misma fué quien escogió la cruz que lleva encima. Lo que debe

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