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8 LA GRATITUD la Virgen del buen Viaje, acompañada de San Francis- co de Asís, se acercaba á ella, la miraba con cariño, y le decía: «No llores más, hija mía, que yo te restituire á J 1 ) » ya está salvo en la casa d mi si rv ... Y era verdad, que entonces ya estaba yo á salvo en el con- vento de Chipiona —Pues si es así, Madre mía, replicó ella, la primera cesta de pescado que mi padr+ saque del mar se la ofrez- co á San Francisco, y aquel día irémos á tu templo, Oi- remos una misa en tu altar, y te deja una ve- la ancendida, símbolo de nuest nuestro Y... 1ya no digo más! Ayer fué la vez. primera que salí de nuevo al mar, y hoy he venido aquí á cumplir la promesa de mi hija; y ahora, con permiso de ustedes, me retiro, que ella me estará esperando allá afuera. 1 con este dió el tío Lucas fin á su relate Pescadores atrevidos, que fiados las frágiles tablas de un barquichuelo, con los remos y. las. redos-os lanzáis al mar, buscando el sustento de vuestras. familias; si queréis saber dónde tenéis un ri fugio en día de tempes- tad, acudir á la Virgen, llevad su escapulario al pecho, y rezadle una salve al comenzar vuestra faena. Niñas de la playa, que tenéis 4. vu OS 4 Ein put tos á las inclemen lento y agitado, donde rudas faenas, el ali- mento para vosotras; si. queréis que vuelvan libres á 1] vuestro hogar, pedid por ellos á 1la Virgen y no los de- jeis marchar:á la mar sin que even pendiente al cuello el escapulario de Maria.
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