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156 EL SOCIALISTA MODELO tadora al público que le miraba y comienza su discur- so con voz llena y sonora, de la manera siguiente: ¡Pueblo soberano, amante del trabajo, amigo de la paz y enemigo de la injusticial Honrados artesanos, su- fridos trabajadores, nobles demócratas, y vosotros to- dos, héroes del socialismo! En nombre de los obreros, víctimas de un odio injusto; en nombre del proletario con cuyo sudor y sangre se mantienen, engordan y en- riquecen el potentado y el usurero sin entrañas; y en nombre del pueblo que ora, trabaja y paga, de ese pue- blo explotado por los gobiernos sin fe, seducidos y es- clavizados por los partidos liberales, engañados, co- rrompidos y envenenados por la prensa impía; en nom- bre de ese pueblo español de cuyo seno salí, y cuyos in- tereses represento; yo, Cantaverdades, hijo de Verdadice, y natural de Encinápoli, en Andalucía, me levanto á diri- jiros la palabra. (Muestras de aprobación en el audi- torio.) El compañero Polvorilla ha dicho una gran verdad, al decir que no necesitamos ya palabras, sino obras; que ya están demás los discursos, lo que se echa de menos entre nosotros no son las doctrinas, sino los ejemplos. Pues bien: socialistas doctrinarios, demócratas y comu- nistas, todos los que hablais de liquidación social de la mañana hasta la noche, y soñais con ella de la noche hasta la mañana; todos los que aspirais al reparto de los bienes terrenos como único remedio para curar los ma- les del pueblo, y plantar sobre la tierra el reinado de la justicia y de la dicha universal: oidme, que os voy á presentar ante los ojos el ejemplar que necesitamos, el tipo más acabado, el dechado más perfecto del verdade- A A,

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