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PEDID Y RECIBIREIS tiempo; pero ahora dejémonos de esto, que es preciso se prepare V. para recibir el Viático. Preparóse y recibió la Sagrada Comunión con los sentimientos de la piedad más ferviente. Me pidió una medalla, una Cruz, cualquier objeto de piedad, y recor- dé que llevaba en la maleta una caja de escapularios que d me habia regalado la Comunidad donde estaba su hi- ja. Mandé por ella, la abrí en presencia del anciano, 1 y entre los escapularios venia un Corazón de Jesús, pri- morosamente bordado, teniendo encima cogida con un E alfilerito una tira de papel con la siguiente dedicatoria: Sor Josefa de Jesús, á su Padre director. Alli vi de re- ente la mano de la Providencia, y cortando del papel p ) paf e e la última palabra, se lo alargué diciendo: —Ahí tiene V. lo que Dios y su hija le envían. Conoció la letra y se estremeció de'gozo; lo llevó á E su pecho y á sus labios mil veces, sin poder articular una j : sola palabra, hasta que al fin exclamó: d - ¡Hija de mi alma! ¡Virgen de las Angustias! ¡Co- z y razón de Jesús! ¡Perdón! ¡He sido muy malo!. . ¡Gracias, Dios mio! ¡Yo no merecía esto? ¡Hija del alma, tú. me lo has merecido con treinta años de oraciones por tu A A A 5 5 ingrato padrel!!.. Viendo que se agitaba demasiado, lo calmé, le re- comendé que pensara en el beneficio recibido y en dis- ic y e . . o / .. ' ponerse á bien morir; y me retiré prometiéndole volver á visitarlo. Al anochecer fueron al convento ádecirme de parte | de las Hermanas que el anciano español había entrado en la agonía, y deseaba verme. Corrí 4 su lado, y no he visto muerte más edificante. Jl

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