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| | 136 EL SAGRADO CORAZON DE JESUS i Y: guía en los intrincados senderos de la perfección, y le dijo que por él alcanzaría cuanto pidiera, que era el santo más amante de su divino Corazón, la víctima más identificada con él, el alma. que unida al Sagrado Co- razón, se ofrecía continuamente á la divina Justicia, pa- ra impetrar en él y por él misericordia para los pecado- res, amor y gracia para las personas religiosas. Y la re- ligiosa Margarita lo tomó desde entonces por guía y modelo, dando las gracias á su soberano bienhechor (1). El Corazón de Jesús dirigió entonces á su discípula palabras que hicieron palpitar de gozo su tierno cora- zón; palabras que arrancaron de sus ojos lágrimas ar- dientes; palabras que ella conservó siempre grabadas en el fondo de su alma. Cuando Jesús y el Seráfico Pa- dre se ocultaron á las miradas de Margarita, ésta vol- vió en sí, y percibió la última nota de aquella armonía vaga, misteriosa y suavísima, que tenue y confusa vi- braba en el espacio. Abrió los ojos corporales y no vió más que la fría losa del pavimento sobre la cual tenía apoyada su blanca frente. Esto tuy > lugar el 4. de Oc- tubre, fiesta de Nuestro Padre San. E entonces nunca olvidó Margarita que el Seráfico llaga- rancisc( », y desde do era su guía, su modelo y el santo nrás amante del divino Corazón. (1) Vida de la Beata M rita M 1 Alacoque: