BCCPAM000535-2-21000000000000
EL ANGEL reth. Deslizábanse las aguas bulliciosas por la corriente del arroyo, besando al paso los blanquísimos lirios y las pintadas flores que tapizaban sus riberas: desde el fon- do del valle subía 4 lo alto, cual si fuera un suspiro del alma, la fragancia de las flores del campo unida á los perfumes del enebro, del terebintó y del l:aurel que po- blaban el vecino bosque y emb: 11samaban el aire con su purísimo aroma. Aquel paisaje delicioso me pareció un trasunto del Paraíso. El astro del día estaba próximo á ocultarse detrás de las vecinas montañas y parecía despedirse de los mortales con una sonrisa, llena de dulce melancolía; despedida á la que contestaban los árboles, meciendo sus copas; las flores irguiendo sus tallos é inclinando sus corolas, y los pájaros cantando en la enramada el him- no de la tarde. Aquel magnífico espectáculo ¿elevaba mi alma hacia el Cielo, y me obligó á exclamar con el Profeta: ¡Cuán admirables y cuán engrandecidas son, Señor, vuestras obras! y al decirlo, sentí mi alma con- movida y mis ojos humedecidos. ¡Ay!—continué—el sol llora, porque se va, y la tierra siente su ida, y las aves gimen su ausencia, y sin saber por qué yo también Jn lloro. —¡Yo también lloro...! repitió detrás de mí una voz ar- moniosa, pero débil, que me pareció al pronto una que- ja del céfiro 6 el eco de mi voz que repercutía en la hondonada del valle. — Adiós, sol, —volví á exclamar—tu luz deslum- bradora, hundiéndose en el Oceano, cubre de luto á la tierra, pero abrigo la esperanza de que mañana volveré á verla,
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz