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vI En Horrible transformación, se ve pa- tente el estragzo de las malas compañías, y da lástima de oir contar al joven ex-semina= rista la metamórfosis que un mal amigo causó en su alma. En La Ingrata se ve el mal paradero de la criatura desagradecida á los beneficios del cielo y á las inspiraciones de la gracia. En Los dos extremos aparece á un lado la felicidad del padre virtuoso y hon= rado: val otro la desgracia del padre vicioso hay algo bueno que aprender y que saborear con fruición religiosa, pues abundan en ellas los primores literarios unidos á la belleza moral, como verán los lectores por sí mis- mos, pues sería larga tarea la de querer no- tar aquí lo bueno que en el libro hemos ha- llado. La segunda serie de estas piadosas y edi- ficantes levendas, se compone de Artículos humorísticos y diálogos sabrosísimos que tienen de todo; de polémica religiosa, de fi- losofía popular y de propaganda católica; es de lo mejor que se ha escrito en este género con ser tanto y tan bueno lo que en él se ha eserito; por lo cual no queremos poner fin á este Prólogo sin rogar antes al P. Valen-