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— 78 — CAPITULO X LA TENTACION VENCIDA Brillantísimos fueron los exámenes que hicieron Jacinto y José en la universidad matritense, donde obtuvieron el grado y la borla de doctor en leyes, entre el aplauso y los parabienes de sus condiscípu- los. Volvieron, pues, los dos jóvenes á Sevilla carga- dos de laureles y triunfos literarios, capaces de en- vanecer y llenar de satisfacción á sus familias. La pri- mera diligencia de la condesa, cúando ¿legó el hijo á su casa fué aconsejarle como buena madre que hicie- ra una semana ó diez días de ejercicios espirituales bajo la dirección de su director (que era un padre Jesuita) ya para purificarse de las inmundicias uni- versitarias, si alguna había contraído, ya también parafprepararse con ellos á entrar en posesión de las riquezas paternas y del título de conde que ella que- ría otorgarle. Durante aquellos días de retiro y de silencio fué cuando José, elevándose á la contemplación de las verdades eternas, descubrió los inmensos y confusos horizontes de la vida humana, viéndose á cada mo- mento perplejo y atormentado con las incertidumbres de un porvenir dichoso Ó funesto. Más de una vez aconsejado por su confesor se había puesto á meditar

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