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CAPÍTULO IX LA NocCcHE BUENA EPISODIO INTERESANTE El mes de Diciembre iba ya muy adelantado, y en casa de doña Fernanda se hacían grandes prepa- rativos para la fiesta de Navidad. Inés se entretenía en fabricar un portalitu dentro de su cuarto para re- presentar al vivo la consoladora y tiernísima escena de Belén; pero con mayor cuidado preparaba dentro de su pecho una cunita de amor al divino Niño, Á quien pedía constantemente que viniera á nacer por la gracia en el humilde pesebre de su corazón. Por la noche reunía á las criadas y con ellas hacía las Jornaditas y rezaba las cuarenta avemarías de aque- lla devoción sublime que la misma Madre de Dios enseñó á su sierva Santa Catalina de Bolonia. Pues aconteció que una noche, después del rezo, se reunió una tertulia de confianza en casa de Agus- tín. Allí estaba la condesa con su hija Concepción; un anciano magistrado de la Audiencia, que fué toda su vida modelo de caballeros: un sacerdote muy co- nocido en Sevillr por su virtud y su ciencia, y más todavía por las tremendas palizas que dió 4 los (! - | breristes cuando quisieron implantar el trasnochado sb protestantismo en aquella tierra de María Santísima; | y además había dos chicos ahijados de los amos»

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