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CAPÍTULO VI EL CUAL TRATA DE LO QUE VERÁ EL CURIOSO QUE LO LEA. Al llegar aquí es forzoso suspender nuestro rela- to, y retroceder algún tanto, para dar á conocer otros personajes que tienen íntima relación con Inés y sus propósitos. El principal de estos personajes cualquiera puede figurarse que fué el condesito de Valdelirios. La condesa, su madre, y doña Fernanda eran amigas de toda la vida, y después que tomaron estado, tuvieron la buena suerte, según ellas decían, de vivir en una misma calle, á corta distancia una de otra. La condesa se llamaba Isabel, y tuvo algunos puntos de semejanza con su gloriosa patrona la santa reina de Hungría. Quedó viuda siendo todavía joven, y su marido le dejó al morir dos hijos que fueron el encanto de toda su vida. Renunció con toda su alma las segundas nupcias, que se le presentaron muy ven- tajosas, y se aplicó con esmero á ser una viuda cris- tiana, cual la describe el Apóstol (1) aprobada con testimonios de virtud, cuidadosa de sus hijos, hospi- talaria, limosnera, dada á la piedad, ejercitada en (1) Tim. 5, 10,

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