BCCPAM000535-2-16000000000000
z si SETA e Pa 3/ . hiciera. 4 la Virgen la guardia de honor, y cuidara de conservar los preciosos restos que perdonó el vandalismo de los liberales. Los demás venían de vez en cuando á visitar el santuario, acompañados de sus parroquianos, en especial de aquellos jóvenes á quie- nes instruían en los rudimentos de la lengua latina, para poder estudiar después más fácilmente la carre ra eclesiástica. Por este medio vinieron á conocerse y relacio- narse todas las familias buenas de los lugares circun- vecinos, y el Loreto llegó á ser el punto céntrico, donde convergían en días determinados todos los as- pirantes al sacerdocio. ¡Oh! cuántas veces me reuní, allí, bajo las bóvedas santas, con amigos muy /querl- dos que no he vuelto más. á ver! ¡ )h! ¡cuántas, ro- deando la tumba del P. Manolito, envidiábamos su virtud y referíamos los milagros que de él se conta- ban! ¡Cuántas horas pasé rezando en el estrecho apo- sento en que durmió San Diego de Alcalá, y en la celda que habitó San Francisco Solano, el Apóstol] del Perú! ¡Cuántas veces paseé aquellos hermosos claustros al lado del P. Miguelito, muerto en olor de santidad, y cuya memoria es bendita por las dos ge- neraciones que le conocieron! ¡Cuántas gracias me concedió el cielo en aquel santo retiro por medio de sus antiguos moradores! Séame lícito consignarlo aquí en prueba del afecto que profesa mi corazón al Santuario dela Virgen del Loreto que guarda los más gratos recuerdos de mi infancia, mezclados con las cenizas del V. P. Miguel, cuyo último discípulo aca- so, acaso podré llamarme con propiedad.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz