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o 207 etnia . Mucho'te debo, hermanita mía, y espero deber- q te la conquista de muchas almas para Dios. Ten 5 l: ¡qui d ==) ae el siempre presente que Dios nos ha destinado á vivi ] A i sanciertas t eternamente juntos en la mansión de los conciertos inefables, alláten el coro:de las vírgenes sin mancha; y cuando te venga la grata nueva de mi muerte, di- rige tus plegarias al-cielo para.que Dios me saque pronto de la mansión donde se purifican . las almas de los difuntos que mueren en su gracia. ¿Y tardarás mucho en marcharte? —Hoy mismo, después del medio día, se pone el vapor en marcha. —¡Oh, cuánto te agradezco .esta última visita! ella mantendrá vivo en mi corazón el puro y santo afecto que desde niños: nos hemos profesado. ¡Qué dicha la de las almas que se aman en Dios, por Dios y para Dios. Si no es imprudencia mía, recibe este escapulario, bordado por mi mano. ---Toma. tú, en cambio, este rosario que para tí he venido haciendo por «el camino; y no perdamos tiempo, que me queda muy poco, y quiero hacer en tu compañía una horá de oración delante de Jesús Sacramentado. Inés y José se cambiaron aquellas prendas que habían de servirles. de perpétuo y último recuerdo; ella marchó á relevar á la hermana que estaba ha- ciendo la corte á la Divina Majestad, y él se encami- nó á la iglesia y se arrodilló tocando 4 la reja. Em- pezaron su oración, que fué profunda y deliciosa, como la oración de los justos: parecían dos ángeles del cielo 6 dos santos de la tierra; y cualquiera que 0 ”.
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