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[NOTICIAS DEL PERIODICO IAS PROVINCIAS DE 1879] [APCV 0131 /14a} LAS PROVINCIAS, DIARIO DE VAIENCIA, AÑO XIV, N° 4812, MARTIS, 7 DE OCTIJBRE DE 1879 (PAG. 2\ COLUMNA 5ª) En el convento de la Magdalena reinstauradón de los Padres Capuchinos [4 octubre 1879]. El sábado tuvo lugar el establecimiento de la co~unidad de ~P. Capuc~<?s en el convento de Santa María Magdalena, que ya de antiguo perteneció a este instituto monástico. Nueve son los religiosos presbíteros, dos los legos y cuatro los titulados hermanos que forman la familia conventual: todos visten la burda túnica parda; el capucho ~s prenda reservada para los profesos, lo cual hace distinguirles de los hermanos, que no pueden usarlo. Como el público deseaba conocer un acto verdaderamente nuevo par~ ~uestra generación, fueron en crecidísimo número las personas de toda edad y condición que de Valencia y los pueblos comarcanos acudieron desde el amanecer al citado convento, viéndose muy pronto invadida la iglesia por las mujeres, a las que no era pennitida la entrada en el claustro; en éste penetraban los hombres y niños, que tenían libertad para recorrer todo el edificio, con sus dependencias, dormitorio, huerto, etc. En los confesonarios establecidos en el templo y en las sillas del coro se encontraban varios religiosos y otros señores sacerdotes, oyendo en confesión a los que se acercaban al tribunal de la penitencia, y en todos los altares no cesaron de celebrarse misas hasta las nueves, a cuya hora se dio principio al solemne oficio, cantándose las Horas canónicas, después de las cuales t:uvo lugar la misa mayor, que dijo el P. Félix de Valencia, provincial que es de la orden en la actualidad. la música que actuó en la fiesta era la del pueblo de Godella, cuyos profesores prestáronse a ello, sin interés alguno, y lo hicieron con marcada afinación y buen gusto. Al darse principio a los oficios, hubo la consiguiente confusión producida por el deseo que en todos había de ver los actos del culto, ejercitados por la comunidad; algunas mujeres, faltas de prudencia, eran las que se distinguían promoviendo altercados para conquistar un puesto en la pequefta y repleta iglesia; los hombres ocupaban el coro, capillas y tribunas. Puesto de manifiesto el augusto Sacramento, cesó el bullicio, y empezó la misa, y al llegar al Gloria, que el anciano celebrante debfa entonar, casi no pudo verificarlo por lo afectado que se encontraba. Fue aquel un paréntesis que impresionó a la concurrencia, por considerar lo que para ·aquellos venerables religiosos significaba la celebración de la primera fiesta conventual después de largos años de exclaustración. El ~ermón fue predicado por el Dr. D. Miguel _estaban Ruiz, ya conocido en nuestra cmdad por su competencia en la oratoria sa~rada. Después de hacer una brillante reseña de lo que desde su origen había sido ·el solitario convento de la Magdalena y explicar sus glorias, trató del santo fundador de la orden, cuya fiesta se celebraba, enumerando las ventajas de la vida monástica citando como ejemplo vivos, la multitud de santos que forman el frondoso arbol del orden seráfico. Como complemento a tan notable panegírico, el Sr. Ruiz dirigió cariñosas y consoladoras frases a la respetable comunidad, congratulándose de ser el intérprete de la numerosa~. concurrencia ~ reunida, en nombre de la cual daba el parabién a aquellos hiJos del gran Franasco, por su reinstalación, haciendo fervientes votos para

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