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Commisarius mihi debere quod carcere vel exilio damnati non sunt. Quisque ergo suarn assurnat culpam et acta non falsificentur. [..•]. ( 0 hay firma, pero la letra es de Calasanz de llevaneras). • • • • • • • • • [CARTA DE LOS PP. CAMII..10 DE CIRAUQU1 YBERNABE DE ASTORGA, DEFINIDORffi, Y ESTANISIAO DE REUS, GUARDIAN, AL P. JOAQBIN DE LLEVANERAS {post 12 y antes del 19 diciembre 1884] [Fotocopia APCV 011 3/9; original en el Archivo General de Roma G 62, IV] Rmo. Padre Comisario. Qµedamos enterados de las comunicaciones que ha tenido a bien enviarno~ por conducto del R. P. Javier de Arenys, quien movido sin duda alguna por su ardiente deseo de paz y de concordia nos ha hablado también en el sentido de que hagamos por nuestra parte cuanto sea posible para que desde luego cesen las diferencias, que nos dividen y que pueden dar margen a muy graves escándalos. Pues bien, Rmo. Padre, todos, tanto V. Rma como nosotros, en la proporción debida, tenemos obligación de contribuir a evitar dichos escándalos, y tanto mayor será esta obligación cuanto más elevado sea el puesto que cada cual ocupa. No es este el tiempo más oportuno para hacer alardes de autoridad; como tampoco es este el verdadero camino para llegar a la paz deseada. Con fecha 12 de diciembre nos dice el Rmo. Procurador General: Le jour meine de la reception de votre lettre j'ai retnis a la S. Congregation les deux supliques qu'elle renfermait. La cuestión, pues, como ve V. Ra. está en manos del tribunal Superior, y claro está, que tranquilamente aguardamos su fallo, a no ser que antes nos proporcione V. Rma. medios aptos para llegar a un acuerdo y poner término feliz a nuestras disidencias. ¿A qué vienen, por con iguiente, esas intempestivas amenazas de suspensión por actos que están ya sub judice, mientras éste no pronuncie su fallo? Este modo de obrar parece más bien encaminado a exasperar los ánimos que a cortar las distancias que desgraciadamente nos separan. Sin embargo, Rmo. P., aún se está a tiempo de evitar el triste espectáculo a que se va a dar lugar y de conjugar sus fatales consecuencias. V. Ra. tendrá razones con que defenderse y personas que le sostengan; a nosotros, no nos faltará ni lo -uno ni lo otro; pero de esta contienda no podrá menos de resultar hondamente magullado el cuerpo de la religión en España; tal vez cortados algunos de sus miembros y hasta la misma parte vencedora se sonrojará de ceñir su frente con tan costosos como ignobles laureles. En sus manos está impedir y detener el aluvión de tari graves males, fijándonos el dia y lugar en donde verificarse pueda una reunión de todos nosotros; en ella hablaremos con tranquilidad y sosiego, nos comunicaremos mutuamente nuestros sentimientos, y en vista de ellos, no habrá inconveniente alguno en que cada cual dé y reciba las satisfacciones necesarias. y retracte lo que merezca y deba retractarse. Si pretendemos, como debemos pretender y por nuestra parte resP?nd~mos de ello, el bien gener3'1 de la religión ¿qué obstáculo puede haber que ~os u_np1da llegar a 11:° acuerdo pacífico? Verdaderamente ninguno; y tanto es así que s1 se Juzgas~ necesano u oportuno, por nuestra parte estamos prontos a contribuir para el susprrado arreglo hasta con la renuncia de nuestros respectivos cargos.

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