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— 134 — hizo. No encargó esta obra á la tierra, á los mares, á los cielos, ni á los án- geles; él mismo se comisionó para criarte; él mismo selló su divina imá- gen en tí; él te iluminó con el resplan- dor de st rostro, te vivificó con la respiracion de su boca y te comunicó su espiritualidad, su inmortalidad, su eternidad. El hizo en tí un milagroso compendio de todas las perfecciones criadas. Te dió ser como á las piedras, vegetacion como á las plantas, sensa- cion como á los animales y racionali- dad como á los ángeles. El te dió una memoria para acordarte de sus inmu- merables beneficios; un entendimiento claro y despejado para meditar las obras de sus manós y sus adorables perfecciones, y una voluntad libre para amar cón mérito su bondad y aborre- cer:el pecado. El Señor Dios concedió á tu memoria una capacidad como