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6 nacion , 4 quien el favorito nos obligaba á tratar como á enemigr. España € loglaterra se dieron los brazos con lagrimas -en los ojos 5 celebraroa un pacto de alianza, apoyado en la mas conoci- da justicia. La gratitud de nuestros corazones es- trecha cada dia mas y mas el nudo que nos une: y quien sabe si los” designios del Señor se es- tienden á cosas mayores? á hacernos hermanos de una misma alma y corazon ? Como quiera que sea, ya que no nos es licito entrar en lo mas escon- dido del Santuario , debemos adorar al Señor que nos favorece y ser reconocidos al brazo que to= ma por instrumento de nuestra salud. Del Señor es la salud ; porque es indudable que en sus ma= nos estan los corazones de los Reyes, y el los inclina acia donde le place. El Señor hace que el Gavinete de la Gran-Bretaña nos sea tan pro- picio ; El Señor es el que dirije los pasos del nuevo Fabio de España, que como Judas Ma- cabeo á los enemigos de Israel, asi este destra- ye y postra á nuestros enemigos. Lord Wellington, Señores , el dignisimo Duque de Ciudad -Rodrigo, es el instramento de que se vale la Providencia, para humillar al soberbio Marmont, yá su due- flo el Tirano de Europa, hasta dejarlos mas aba- tidos que un leproso. Ta humiliasti- sicut vulnera- tum superbums in brachio virtutis tue dispersisti inimicos tuos. En la sabia conducta de este valiente Géneral, en las victorias que ha conseguido de nuestros ene- migos , tenemos una prueba irrefragable de lo mu- cho que Dios hace- por nosotros, un motivo de gratitud eterna al Señor. Ved aquí lo que me pro= pongo demostrar en este breve rató con el auxilio de la divina gracia. 4vz Maras

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