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14 timonio de fidelidad al R»y, de confianza devo- ta en el Señor", de reciproca union entre si. To- dos clamaban al Cielo , todos se ayudaban con fra- ternal amor, todos aborrecian al Tirano y á sus partidarios , todos confiaban en sus Patronos, cu- yos cuerpos tenian en medio del gran Templo de S. Isidro, á quienes acompañaban millares de per- sonas , regando el pavimento con lagrimas de sus ojos. Pero, ay dolor! Cesus est Israél, ES fugit unusquisque in tabernaculum suurm... €S arca Dei capta est. (6) Madrid, la afligida Madrid cayó en manos del tirano ; sus habitantes quedaron cau- tivos , y los Santos Tutelares no pudierón con- tener la ira de Dios, que castigaba á los per- versos , y ofrecia exercicio á las virtudes de los justos. El Señor aventaba la mies de su era, el grano como mas solido ha perseverado á los pies del Padre de familias , pero la paja se dejó lle- var del viento al campo de nuestros enemigos. Si Señores , lo sabemos: mil traydores fementi- dos de todas clases y gerarquias y olvidados de lo que deben á Dios, al Rey, y á sus herma- nos , han hecho alianza con nuestros euemigos. Vivoras ponzoñosas que han rasgado el vientre qua los engendró; cuchillos envenenados que han der- ramado la sangre que circula por sus venas 3 cor- del que ha dado tormento á Madridy á toda Es- paña por el largo espacio de quarenta y quatro meses. Digamoslo para eterna confusion y opro- bio de estos parricidas, Madrid , los buenos hi- jos de la Metropolide España hallaban en los Van- dalos la piedad á que se negaban estos parrici- das sanguioarios. El Señor, piadoso siempre, aun quando castiga , ha visto desde el Cielo tantas (6) 1. Reg. C. 4. V. 10. 11.