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1 de Ciudad-Rodrigo se confiesa obligado 3 quisiera poder hacer lo mismo con las tropas y Genera- les Portugueses y pero el tiempo urge, y la Cor» te de Madrid llama imperiosamente mi atencion. O mi buen Dios ! aunque me extiendo en el elogio de los exercitos y del Heroe que los man- da, no me olvido de mi obgeto principal que es confesaros á vos por primer autor de nuestros triun- fos. Vos sois el que dais la inteligencia á los sa» bíos ». la. fortaleza á los fuertes , la cautela á los prudentes , y esa pia y fraternal aficion á nuestros aliados paraque nos ayuden en esta lucha. Vos el que habeis dirigido. los pasos y allanado el cami- no «paraque Lord Wellington rompiese las cade» nas que aprisionaban al pueblo mas generoso , mas fiel y mas devoto. Si Señores) Madrid , aquella Corte en.la que , (á pesar de haber mucho ma- lo , como es indispensable. en las grandes pobla- ciones , ) reinaba la caridad , era solida la devo- cion , continuos los sacrificios , y el culto majes- tuoso, y digno de aquel Dios á quien se ofre- ce; (5) Madrid , se vió mas atribulada que ls- rael , quando los Filisteos destruieron su exercito» Asi como Israel llevó el Arca del Testamento á los Reales para aplacar á su Dios enojado , así los habitantes de Madrid abrieron las arcas en donde descansaban los cuerpos de sus Patronos San Isidro y Santa Maria de la Cabeza. Clama- ba aquel pueblo afligido al Señor; trabajaba día y noche en las baterias ; no se escusaba ni. el caballero mas distinguido + ni la dama mas deli- cada de llevar piedras , y sacar tierra de las zan- jas. El que vió á Madrid en aquellos dias amargos, no puede ya ver.otro pueblo que. dé mayor tes- (Ss) 1.Reg, Cc. 4. v- 4

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