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CONFERENCIA TRIGÉSIMA TERCERA 267 o __ ___—_—K— o res á las eternas recompensas vinculadas á vues- tra profesión, ni mereceríais las bendiciones y la protección del Seráfico Patriarca San Fran- cisco. Para terminar, sólo me resta deciros que el terciario en virtud de su profesión, queda obligado á imitar en lo posible las virtudes y santas obras de su Bienaventurado Patriarca. San Francisco es el padre, el caudillo, el modelo y el guía celestial que Dios ha dado á todos los que han profesado en alguna de sus Órdenes. Por tanto, el terciario debe imitar sus ejemplos, poner en práctica sus enseñanzas, como hace el buen discípulo con las que le da su maestro. Decía á este propósito el ínclito terciario el Papa León XIII, en su Encíclica Auspicato: «Nuestra principal recomendación es que los que han vestido las insignias de la Peni- tencia, pongan su vista en las huellas del Santo Fundador, aplicándose á imitarle, sin lo cual todo lo bueno que pudiera esperarse de los asociados quedará reducido á nada.» Acercaos, pues, á hacer vuestra profesión, amados terciarios, animados con estas saludables resoluciones; dispuestos á ser terciarios de ver- dad, puntuales en guardar la Regla, fieles en imi- tar al Serafín Llagado, dispuestos á perseverar todo el tiempo de vuestra vida en la práctica de las virtudes que él nos enseñó con su heroica vida, firmes en rechazar los ataques de la impiedad que se empeñará en apartaros del camino de perfec- ción que hoy comenzáis, y resueltos á ser del todo

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