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258 PARA RECIBIR LA PROFESIÓN ad a Yo no dudo que estos pensamientos que os trae á la memoria el acto religioso que vais á rea- lizar, llenarán de regocijo vuestros corazones y os harán estar impacientes por consumar cuanto antes la obra de vuestra vocación en la V. O, T. de San Francisco. Si habéis meditado, como es debido, en la singularísima merced que Dios os hace al admitiros entre los hijos de tan esclarecido Patriarca, si habéis reflexionado en el riquísimo tesoro de bienes espirituales á que os da derecho á participar la profesión en la O. T., ciertamente que vuestras almas anhelarán el instante de pro- nunciar la fórmula de su consagración á Dios en la milicia Franciscana. También la Iglesia se alegra al veros arrodi- llados ante las gradas del altar santo, suplicando ser admitidos á la profesión de la O. T., y en un transporte de júbilo exclama por medio de sus mi- nistros: Deo gratías. «Sean dadas á Dios ren- didas gracias que ha inspirado á estos sus siervos el deseo de la perfección y los propósitos de con- seguirla en la Religión de Francisco.» No menos se alegran María Santísima y el Bienaventurado Patriarca de Asís, en cuyo honor vais á realizar vuestra profesión, y con ellos, los cortesanos del cielo, que recogerán vuestras promesas para pre- sentarlas en la presencia del Altísimo como riquí- sima ofrenda de vuestros corazones. Pero permitid, carísimos hermanos, que 0S pregunte: ¿habéis pensado detenidamente en la santidad del religioso acto de vuestra profesión?

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