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CONFERENCIA TRIGÉSIMA SEGUNDA 249 contra la corrupción del mundo y como armadura de Dios contra las asechanzas del diablo. Desde este punto de vista voy, en estos mo- mentos, á presentaros el hábito de penitencia que en breve vais á vestir, como preservativo de la corrupción del siglo y defensa contra los lazos de satanás.—Ave María. Í Decía, hermanos míos, el Evangelista San Juan, que (1) «todo lo que hay en el mundo es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida.» Ved en estas palabras una fotografía exacta, un cuadro completo de lo que es el mundo y lo que él encierra de peli- groso para la vida moral del cristiano y para su eterna salvación. Ese es el mundo reprobado por Jesucristo: el conjunto de todo aquello que des- pierta en nosotros los malos apetitos contrarios á larecta razón y á la ley eterna del Señor; las máxi- mas perniciosas que extravían nuestra inteligen- cia del recto sendero de las verdades reveladas que conduce al conocimiento de Dios; la vanidad de las criaturas que fascina nuestros sentidosy seduce nuestro incauto corazón, apartándolo del amor de Dios, é inclinándolo al amor de las cosas perecederas y caducas de la tierra. Ese es el mundo seductor al que renunciamos solemnemente (0) 15, 16.