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os 174 EL TERCIARIO EN LA CONVERSACIÓN o — observar si han delinquido en el hablar, pro- nunciando juramentos sin necesidad y palabras inmorales. La inconsideración y la ligereza son uno de los achaques peculiares de nuestra maleada naty- raleza, de donde se originan innumerables defec- tos; pero singularmente esa nuestra lamentable inconsideración es causa del atolondramiento é imprudencia en el hablar, de la temeridad con que soltamos la lengua y la permitimos derramarse como el agua en conversaciones inútiles ó, tal vez perniciosas, en palabras inconvenientes, es- candalosas y contrarias á la caridad, etc., etc. Para evitar estos desastrosos efectos de la incon- sideración, nada es más á propósito que el examen; por este medio se posesiona el hombre de si mismo, se acostumbra á obrar con reflexión,y repara en todas sus palabras, obras y pensamien- tos para enderezarlos todos según Dios. Ningún terciario, pues, debe omitir esta saludable prác- tica: al menos una vez cada día, llame á cuentas á su conciencia; vea los caminos por donde ha andado, las conversaciones que ha tenido, los pensamientos que han cruzado por su mente, la intención con que ha obrado, los males que ha hecho, los bienes, que pudiendo, ha dejado de hacer, y, en fin, reflexione con madurez sobre todos los detalles de su vida durante la jornada de aquel día que acaba de transcurrir. Después de esto, dará rendidas gracias á Dios por todos los beneficios que le ha otorgado y por las buenas
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