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CONFERENCIA VIGÉSIMA CUARTA 115 AIR este modo cumplieron estos santos esposos la prescripción de la Regla que al presente estoy comentando, y así lograron que su casa fuera como un espejo de perfección y regularidad, siendo para las demás acabado ejemplo de todo género de virtudes y obras buenas. Pluguiera á Dios que esta nobilísima y cris- tiana conducta de San Elzeario y su santa esposa tuviera, entre los terciarios, muchos imitadores, ya que visten el mismo hábito y profesan la misma Regla con que ellos ordenaron su ejemplarísima vida y santificaron á todos los de su casa. De esta manera la familia de los terciarios sería luz esplen- dorosa que mostrase á todos la práctica de la ver- dadera vida cristiana; esparciría en torno de sí el buen olor de Jesucristo, sería un monumento de piedad levantado en medio de los pueblos para edificación de las familias; y, finalmente, consti- tuiría un elemento eficacísimo para regenerar la sociedad según el espíritu del Evangelio. Con esto la V. O. T., siguiendo el lema de su inspirado Patriarca, conseguiría sostener con brazo potente, no sólo la casa de Dios, y el templo de la fe, sino también el edificio social y el santuario del hogar, amenazados y conmovidos hoy día por el huracán del escepticismo y de la impiedad; conseguiría, en fin, añadir una nueva página al libro de sus glorias y una perla más á la corona brillantísima que ciñe su frente de confesora de la fe y defensora inven- cible de los intereses sacrosantos de Jesucristo. Ved, pues, amados terciarios, el blanco á

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