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72 GLORIAS DE LA V. O. T. ¿Cómo, pues, trazar el cuadro completo de las glorias imperecederas de la O. T.? ¿Cómo dar á conocer siquiera el álbum brillante de los que, mi- litando bajo su bandera, se hicieron famosos, bien por su santidad, bien por sus hazañas guerreras, bien por los triunfos conseguidos en el campo de las ciencias y las artes? Confesemos que esta sería una labor interminable que habría de exce- der naturalmente los límites y la justa proporción de un discurso, y por lo mismo habrémonos de contentar con describir solamente los rasgos cul- minantes de este cuadro de belleza incomparable. Comencemos, pues, por bosquejar la hermosa aureola de santidad que circunda la augusta frente de la O. T. ¡Qué bella perspectiva ofrece! ¡Qué gloriosa y radiante aparece la O. T., adornada con ese nimbo de gloria con que la coronaron sus hijos en el transcurso de los siglos! Mirad esa muchedumbre de terciarios, tan nu- merosa como las arenas del mar y tan brillante como las estrellas del cielo, que después de haber embalsamado el mundo con el aroma de sus he- roicas virtudes, resplandecen ahora en el cielo como refulgentes astros de primera magnitud; ved ese ejército glorioso de mártires, apóstoles, vír- genes y confesores que durante su vida mortal se amamantaron con el espíritu de la O. T.; todos ellos forman la riquísima diadema que ciñe esta humilde hija del apasionado amador de la pobre- za. ¿Queréis conocer el nombre de alguno de esos admirables portentos de santidad? Registrad