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o A EA e PA P 36 EXCELENCIA DE LA V. 0. T. ser iluminadas con los esplendorosos rayos de la revelación, la cruz es ciencia divina que se lo en- seña todo y sabiduría celestial que les descubre los arcanos profundos de la eterna caridad del Creador Otro tanto acaece á la O. T. de Penitencia. Desde los comienzos de su fundación hasta nues- tros días, hase visto siempre objeto de muy en- contrados afectos; de amor, respeto y veneración para unos, y de odio, aborrecimiento y desprecio para otros. Amáronla en sus primitivos tiempos, y siguen amándola en nuestros días con el cariño más tierno, los corazones genuinamente católicos, las almas de fervorosa y sólida piedad, porque han visto en ella un espejo clarísimo de perfección cristiana, una copia fidelísima del Evangelio, una norma segura de santidad, un asilo para la inocencia y un baluarte firmísimo donde poder defenderse de los enemigos de la fe y de las buenas costumbres. Aborreciéronla, y siguen detestándola cordial- mente, los amadores del mundo, los escarnecedo- res de las prácticas religiosas, los conculcadores de las leyes divinas y eclesiásticas, los adversa- rios de la fe católica, los enemigos del Pontifi- cado Romano, y, en resumen, todos aquellos cuya vida se halla en abierta oposición con la pura moral del Evangelio. Gloria y honor muy grande es para esta ben- dita institución, haber tenido siempre por enemi-