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18 DESARROLLO DE LA V. O. T. para el Santo no fué más que un plan modestísimo encaminado á renovar el fervor cristiano, una sen- cilla obra piadosa de carácter puramente regio- nal, destinada á fomentar, entre sus contempo- ráneos, las buenas costumbres. Cabe, en efecto, suponer que un hombre, aun el más santo y aunque esté bajo la impresión soberana de la gracia, al ejecutar una obra de la gloria de Dios, no alcance por entonces toda la transcendencia de la misma, atendiendo únicamente á los impulsos de su celo y á los ardientes deseos de hacer el bien que le representa su imaginación. Puede, por tanto, admitirse que San Francisco, á causa de su profundísima humildad, no previese las magníficas consecuencias que se habían de seguir de la fundación de su T. O.; no alcanzase que llegaría ésta á ser una institución cosmopolita que se asociaría, con el tiempo, á las más grandes empresas del Catolicismo en la salvación de las almas; que sería madre fecunda de santos y que entre sus individuos contaría gloriosos pontífices, reyes poderosos, sabios ¡ilustres y afamados gue- rreros y, en suma, que extendida por toda la tierra alcanzaría una vida muchas veces secular, llegan- do hasta nuestros días llena de vida y energías. Mas sea de esto lo que fuere, es indudable que así ha sucedido. Pero ¿cuál es la causa de este fenómeno de resistencia y abundancia de vitalidad que en sí ostenta la O. T.? ¿Quién ha comunicado á tan modesta institución un vigor tan extraordinario y