BCCPAM000526-2-19000000000000
nc a NERO e ta CE ua IAEA CÍCENTOS ISS IAN IE es A 274 LAS DIVERSIONES MUNDANAS debe decirse de cualquiera otra diversión ó espec- táculo reprobado por la autoridad eclesiástica; en manera alguna puede asistirse á él sin la compe- tente autorización. Ni basta para justificarse lo que se ha dado en llamar e.rigencias sociales, necesidad de segnir las corrientes del siglo en que se vive; porque jamás las ridículas pretensiones del siglo, ni sus prácticas corrompidas y corruptoras, ni juntas todas las exigencias sociales, podrán autorizar lo que la Religión condena como inmoral ó peligroso para las buenas costumbres. El buen católico sabe que para él no hay otra norma segura de moralidad que la que dicta la Iglesia, la cual, á fuer de maes- tra prudentísima, sabe lo que se opone á la verda- dera vida cristiana y, como madre amantísima de sus hijos, cuida de apartarlos de todo peligro de perversión. Por no decir á nuestro propósito ni permitirlo los estrechos límites de una conferencia, nos abs- tenemos de tratar aquí individualmente de algunos espéctaculos muy en boga en nuestra época, y que tienen por lo regular muy poco de cristiano y son más ó menos nocivos para las buenas costumbres. Los moralistas y los escritores católicos tratan profusamente en sus libros sobre el teatro, los bailes, los toros y otras semejantes exhibiciones profanas. Sobre todo esto han dado su dictamen y reglas seguras para dirigir en este particular la conciencia del cristiano, y á estas ense- Manzas debe acudir todo el que no quiera errar
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz