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CONFERENCIA DÉCIMAQUINTA 247 A A A id Asís. Recordad lo que ofrecistéis á Dios en el momento de vuestra profesión; traed á la memo- ria vuestros propósitos y los deseos que os lleva- ron á vestir el hábito de la O. T.; no olvidéis, por último, aquellas palabras de tanto consuelo que os dirigió el sacerdote al recibir vuestra profesión: «De parte de Dios te prometo la vida eterna si guardas estas cosas.> Dios ha empeñado su pala- bra de galardonaros en el cielo si vosotros cum- plís en la tierra lo que le habéis prometido; segu- ros podéis estar de que Él cumplirá su promesa si vosotros sois fieles en cumplirla vuestra. Ade- lante, pues, terciarios, en vuestra vocación; llenos de fe y confianza, esforzaos en imitar á vuestro gran Patriarca, quien, desde el cielo, os dice como el apóstol San Pablo (1): /mitatores mei stote sicut ego Christi: Sed mis imitadores como yo lo fuí de Cristo; seguid mis huellas, copiad en vues- tra alma mis virtudes, y por ese camino llegaréis un día á la posesión de la bienaventuranza eterna. —Amén. ya (1) ICor., 1, 26.

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