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206 DEL HÁBITO DE LA O, T. menos un fanatismo, ni que el vestirlo constituya un insulto á la moderna civilización. Será, si se quiere, un gusto particular, una afición que nada tiene de reprobable, una legítima libertad de apa- recer ante los hombres en traje humilde, de hacer pública protestación de hijos de San Francisco, una profesión externa de los consejos evangélicos, será, en fin, una cosa muy cristiana y muy piadosa que dará en rostro á los que, poco ó nada, tienen ni de cristianos ni de piadosos, pero nada más. Pero veamos qué es y qué significa el hábito de Penitencia, para que mejor aparezca la sinrazón de la impiedad al motejar y escarnecer á los que lo visten. En un principio dejamos indicado ya lo que es ese hábito: un distintivo común adoptado por San Francisco para todos los que quisieran pertenecer á su O. T. Como el Santo señaló una forma particular de hábito para sus hijos de la primera y segunda Orden, así hizo también con los de la tercera; les dió hábito peculiar, consis- tente en una túnica de color gris y una cuerda, como la de los religiosos Menores, queriendo así hacerlos semejantes á éstos en el vestido, como semejantes los quería en las costumbres. El mismo Seráfico Patriarca impuso la túnica talar y ciñó la cuerda al bienaventurado Luquesio y á su esposa Bona-Donna, primogénitos de la O. T. Esa túnica que, andando el tiempo y disminuyendo el fervor de los cristianos, se fué acortando, ha quedado reducida en la actualidad al escapulario, que, jun- tamente con el cordón, forman hoy el hábito de los

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