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EDAD E Ta III OOO O AN OS CONFERENCIA UNDÉCIMA De la concordia Sex sunt que odit Dominus, et septimum detestatur anima ejus... eum qui seminat in ter fratres discordias. Seis cosas abomina el Señor, y otra además le es detestable... el que siembra discordias entre los hermanos. (PROV., VI, 16, 19.) EY suprema de caridad y norma perfectísima de amor á Dios y al hombre, es el Evangelio, carísimos terciarios. En ese código divino trazó Jesucristo las leyes y dejó establecidas las sólidas bases para realizar en el mundo aquella venturosa fra- ternidad que había de hacer de todos los hombres un pueblo de hermanos. Este fué siempre el her- moso ideal de nuestro Divino Redentor, este el deseo más ardiente de su Sagrado Corazón, y esto, finalmente, lo que pedía á su Padre y lo que procuraba eficazmente inculcar en todos sus dis- cípulos. Bien lo daba á entender cuando se esca- paban de sus divinos labios aquellas amorosas y a a crad a, dl