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134 INTEGRIDAD Y PUREZA DE FE la Escritura que hemos querido citar para anima- ros á llevar adelante la práctica de las virtudes, y el ejercicio de las buenas obras, á despecho de los insensatos juicios del mundo y de las burlas de los incrédulos. Como resumen de todo lo dicho, repetimos: que el terciario ha de ser hombre de fe intacha- ble, enemigo de todo error, contrario á todo lo que de algún modo debilite sus creencias cristia- nas, opuesto enteramente á ese neocristianismo que consiste en profesar la fe á medias, y en prac- ticar la Religión al capricho de cada cual; y últi- mamente, que jamás debe avergonzarse de apa- recer como fervoroso creyente. Cuidad, pues, hermanos terciarios, de obser- var con puntualidad esta prescripción de vuestra Regla, la más importante y esencial de todas. Mantened pura la fe, permaneced fieles á ella hasta la muerte, para que, en aquel temeroso trance, tengáis la dicha de poder repetir las her- mosas y consoladoras palabras del apóstol San Pablo (1): «He guardado la fe; nada me resta sino aguardar la corona de justicia que me está reser- vada y que me dará el Señor en aquel día como justo juez.»—Amén. (D HU Tim., IV, 8.

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