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IED IIA III II III III Gracias p privilegios de la Y. O. T. Est questus magnus pietas. Es un gran tesoro la piedad. (1 Tim., VI, 6). uY estimable aparece la V. O. T. mirada desde el punto de vista de su excelencia y bondad intrínseca, manifestada en los saludables y ópimos frutos que en todo tiempo ha dado y en los hermosos resul- tados de su acción sobre los pueblos. No la hacen, ciertamente, menos recomendable los elogios que la han tributado y la constante protección que la han dispensado los Romanos Pontífices, que la miraron siempre como objeto particular de su amor y predilección. Digna de amor y respeto la hacen, sin duda, esa multitud de Santos que brillan como estrellas resplandecientes en su hermoso cielo, y el número incalculable de famosos personajes que, adornados con la librea seráfica de la O. T., rea- 7