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89 zLe hablasteis en el gabinete de las comprobaciones? —Si, le hablé, y contesté perfectamente 4 mis preguntas, —Qué os dijo? —Me dijo lo siguiente: «Era un escéptico, y no creia en mila: ‘ gros cuando sali ayer de Angouléme. Esta manana mismo no creia en ellos.» Y sin embargo, le dije, hay que tener fé, para ser curado. Entonces me contest6: «Crei en e/ preciso momento de pasar delante de mi ef Santisimo Sacramento, y ahora creo y creeré stempre.» VY al hablarme asi, tenia un aire de sinceridad y dicha cual no puede expresarse. El Patriarca San José Y LA ORDEN SERAFICA. (VIN duda que, después de Jestis y Maria, el santo mds vene .y)_ rado en la Iglesia universal, y en cuya poderosa interven. ‘ cién tiene depositada su confianza el pueblo cristiano, es el glorioso Patriarca San José, angel custodio de la Inmaculada Virgen. Fué canonizado este privilegiado Patriarca por el mismo Espi- ritu. Santo cuando viviendo atin en 'a tierra, le llamo justo; y asi se comprende que para los primeros cristianos, la Trinidad terrestre Jestis, Maria y José, las tres personas de la Sagrada Fa- milia, estuvieran encerradas en un solo culto; porque amaban a Jesus, Dios y hombre verdadero, 4 Maria y a José, identificando en un solo amor estos tres amores. Y en verdad, ninguno puede acordarse de Jesus, sin acordarse al mismo tiempo de su Madre Maria, y ninguno puede acordarse de Marfa sin acordarse de su casto esposo José Ademas, los misterios mds principales de nuestra sacrosanta Religiédn nos traen 4 la mente la idea del casto esposo de la Vir- gen; pues, zquién se acordara de los misterios de Nazaret, Belén, Egipto, etc., sin que le venga 4 la memoria el Patriarca San José? Por esto en las mas antiguas pinturas del cristianismo se le encuentra siempre entre Jestis y Maria; asi nos lo representa una antiquisima pintura de las Catacumbas de Santa Priscila, Los Santos Padres San Agustin, San Juan Criséstomo, San

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