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74 En amores incendiarias, Que, cuanto incendian, cautivan. II Persiguiendo mariposas, Que en vuelo indeciso giran Y que, al ver tan bellas manos, L En ellas posan tranquilas, Creyéndolas de jazmines Delicadas florecillas, t Anda el Nifio por el huerto, Mientras la Madre embebida Discurrir por entre flores, Con hondo placer lo mira. Y el carpintero la llama, Y Ella acude a toda prisa;: Mas jay! sintiendo, al privarse De la regalada vista Del Nifio de sus amores Que la embelesa y fascina, Algo asi, como si fuera De un éxtasis sacudida. ltl Cuando ha tornado la Virgen ' Y a Jests buscando mira, Llorando se encuentra al Nifio, Llorando a lagrima viva, Y ardiente sangre vertiendo De la blanca manecita,.. jHase clavade en la palma Penetrante y dura espinal! «Qué es eso? dice la Virgen; sPor qué lloras, Vida mia? sSangre?...» y poniendo los labios En la ensangrentada herida,