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Y oC Y Cr Q a GY Dr NG y WENECSEANEOSANEOSAN EOE OCDE DEDEDLD a! 9 vw SS ay X X A TRADICCIONES MARIANAS. DE LA ORDEN SERAFICA. 7} EGUN San Buenaventura el Serdafico Patriarca San Fran- cisco profesaba un amor indecible 4 la Madre de Jesu- cristo; y ésta alma sencilla habia “hallado una razén sencillisima también y, por lo tanto, muy teoldgica y muy convincente para explicar este exceso de sentimiento y amor, es 4 saber: que Maria ‘nos ha dado por hermano al Dios de la majestad. Este grande Santo no queriendo separar jamds al Hijo de la Madre, puso el culto de Marfa en el corazén mismo de su Religion naciente. El mismo se preparaba para la fiesta de la Asuncién con una rigurosa Cuaresma, que atin se observa en algunos puntos, Pero hay una prueba, la mds singular y evidentemente la mas interesante y significativa ademas de esta devocién. En el segundo Capitulo general cele- brado en Asis el afio 1219, bajo la presidencia de San Francisco, solamente se decretaron tres leyes, siendo la primera «que cada sdbado se ofreciera solemnemente el santo Sacrificio de la Misa en honor de la Inmaculada Virgen Maria.» Como este Misterio parecié al Pobre de Asis el Misterio por ex- celencia de la Santisima Virgen, al disponer que se celebrara un dia cada semana llegé 4 ser el titulo preferido de una Orden religiosa que tan rapidamente habia de extender sus ramas por todo el mundo. Este hecho es para nosotros una gloria bien original. Nada extrafia, pues, que desde entonces la Inmaculada Concepcidn fuera la gran tesis, el gran dogma de la Escuela Franciscana. Las luchas ardientes y demasiado vivas que ésta escuela sostuvo y de las cuales nuestras historias hacen memoria, son un testimonio auténtico de la filial devocién de la Orden Serdfica. Después de San Francisco aparece el serdfico doctor San Buenaventura, autor del Salterio Mariano, de un Oficio de Nuestra
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