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63 Pusose en marcha el fiinebre cortejo; precedia el perdiguero y seguia la cruz de plata y- los seises, y 4 continuacién los colegios, cofradias, Tercera Orden, Voluntarios cristianos, el clero, representan- tes de la familia y de la Orden Serafica, y por fin un pueblo numeroso, recogido, devoto que con lagrimas, oraciones y otras muestras de pie- dad y simpatia, daban patente prueba de que el difunto habia sido para todos un amigo, un bienhechor, un modelo de todas las vir- tudes, un santo. : Al llegar a la catedral, el Arzobispo, en habito de coro recibié el cadaver, cant6 un responso, y luego la comitiva continud hasta el cementerio; cuando hubieron entrado el clero, el féretro y la familia cerrdronse las puertas; mas el numero de los que estaban fuera era tal, que cedieron 4 su empuje, y asi la multitud pudo ver el fin de la ceremonia. La multitud desfilé ante la sepultura de los Padres Capuchinos, y se retiré profundamente emocionada. Al anochecer, centenares de catélicos oraban todavia ante la tumba del R. P. Maria Antonio. Su entierro ha sido un triunfo. Cincuenta mil personas han acu- dido4 él, pudiendo afirmarse que el pueblo entero de Tolosa, ha tomado parte en aquella manifestacién imponente. 2Quién era, pues, ese religioso, 4 quien tales honores se han con- cedido?—preguntara el lector. La respuesta aunque dificil, bien puede reducirse 4 esta: el Apdstol del Sur de Francia y de la Virgen de Lourdes. El P. Maria Antonio, en el siglo Francisco Agustin Leén nacié el 24 de Diciembre de 1825 en Lavaur, siendo bautizado el mismo dia; su padre, al terminar la piadosa ceremonia, le llev6 al altar de la Virgen y le consagré 4 su servicio; lo cual no dejé sin duda, de agradar a la bendita Madre de los cristianos, pues el P. Maria An- tonio ha experimentado durante toda su vida y de una manera verda- deramente notable, la dileccién de aquella 4 quién él amaba con ternura. A la edad de seis afios, sus camaradas se reunian al rededor de él para escuchar sus sermones, al fin de los cuales daba con mu- cha gracia la bendicién, haciendo ya presentir su vocacion de apéstol. Cuatro afios mds tarde, una idea fija predominaba-en su alma: ser sacerdote, decir la misa y predicar; con tales pensamientos pasé a Tolosa, hospeddse en casa de una parienta suya, y asistid como externo 4 las clases del Seminario; y el 9 de Julio hizo su primera

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