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55 Pues, sefor, es fuerte cosa... nada, que no estoy en voz... he de escribir unos versos cantando la Aparicién de la Virgen 4 una nifia, (lo que hace que sucedio medio siglo) y no hallo modo de acabar la introduccion. jQuién fuera poeta épico! Aqui comparara yo ‘A nuestra Madre amorosa con un rayito de sol... Después, del éaratro fiero hablaria con fruicién; y jdadme el plectro sonoro! diria una vez 6 dos... pero ni sé lo que es plectro, ni baratro; ni aficién tuve a tales clasicismos; y si a la Madre de Dios me dirijo, como ahora, siempre es esta mi cancién: iBendita sea tu pureza, (siga diciendo el lector hasta aquel verso que dice iY échame tu bendiciin!) Iban las tres lefiadoras a ganar con el sudor de su rostro, el pan diario: una de ellas se aparté... y vid una celeste imagen como la que vemos hoy en el templo 4 que la gente va con tanta devocidn. La pastora emocionada ante aquella Aparicién,