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La fuente milagrosa. ABIA llegado el instante en que la Sefiora invisible iba 4 hacer brillar en la Gruta el primer rasgo de su poder, obrando un milagro portentoso, y no obstante, los espec- ——S—!_tadores no lo comprendieron, antes bien, fué para mu chos objeto de desilusién y escandalo. _ Era el 25 de Febrero. De madrugada, como siempre, la multitud rodeaba la Gruta y Bernardita estaba alli en su actitud angélica, cuando, al cabo de algunos minutos de meditaciédn se levanté para acercarse 4 la escavacioén. Al pasar aparté las ramas del escaramujo y fué a besar el suelo bajo la roca, enseguida bajé la pendiente, y habiéndose recogido, volviéd 4 quedar en éxtasis. Al cabo de dos 6 tres decenas de rosario levantése de nuevo, y mostrése perpleja; vacilando, volvidse hacia el Gave, y did dos 6 tres pasos, Luego dettivose bruscamente, miré atrds, como si oyese que alguien la llamaba, y escucho palabras que al parecer le venfan del lado de la roca. Hizo una sefial afirmativa, y siguié andando, no hacia al Gave, sino en direccién a la Gruta, hacia el angulo izquierdo de las excavaciones. A las tres cuartas partes de la subida hizo alto, pa- seando en torno una mirada inquieta. Levanté la cabeza como para interrogar 4 la Sefiora, y luego encorvandose empezo 4 arafiar la tierra. La pequefia cavidad que acababa de abrir se llenéd de agua; aguard6 un momento, bebid y se lavé el rostro; tomo asimismo una brizna de hierba que crecia en el suelo y la llevé a la boca. Todos los especta- dores seguian las fases de esta escena extrafla con sentimientos de angustia y llenos de estupor. Cuando la nifia se levanto para volver a su sitio tenia atin la cara sucia con el agua lodosa. Al verla, todos prorrumpieron en un grito de decepcidn y piedad. jBernardita esta fuera de si! Esa nifia esta loca!, exclamaron. Mas ella no’se conmovio por eso, ni siquiera se dié cuenta de la exclama cién que llegaba 4 sus oidos. Después que la hubieron limpiado el rostro, mds feliz que nunca y con angélica sonrisa en los labios volvié eat