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en yee - : nas eae t f sx i + a 134 pues se ha colocado junto 4 la cruz de su Hijo, y esta alli de pié como el héroe que incansable en el combate, ha postrado mil enemigos y espera con escudo y espada 4 que vengan otros mil. 2Qué fortaleza es ésta? Superior 4 nuestras fuerzas, lo es tam. bién 4 cuanto nos sugieran las luces de nuestra razon, pues no pu- -diera ésta comprender, cOmo una madre esta en pié junto 4 su Hijo moribundo, cuando el dolor de su coraz6n, repartido entre todas la criaturas sensibles, era bastante para quitarles la vida en uni momento. Por eso sin duda el mismo Dios, que daba esta fortaleza 4 su Ma: dre, quiso decirnos por Si mismo, que cuando El moria por nues- tro amor, Maria estaba en pié junto al suplicio. Maria va en pos de su Hijo al Calvario, para beber con E] el caliz de la Pasién; porque el eterno Padre no queria, ‘en cierto modo, salvar al hombre con sola la muerte de su Hijo; mas habia dispuesto entregar en manos de una Mujer el ehemigo cruel de su pueblo. Va como la compafiera del combate de Dios contra el demonio, y como la tnica que puede ayudarle en el negocio de la Redencion. Si no puede morir, porque es su amor mds fuerte que la muerte, podra 4 lo menos, segtin se lo sugiere su tierno corazén, ahorrar 4 su Hijo algunos de sus dolores 2Quién no ve en esto los ultimos esfuerzos del amor maternal? Maria no ha podido librar 4 su Hijo de la muerte, pero corre 4 su lado para hacérsela menos penosa aunque cada paso le cueste mil martirios. Y, gpodian darse otros mas crueles? Vidlo atado y no pudo soltarlo; lo vid herido, sin poderlo curar; vid correr su sangre, sin poderla restafiar; quisiera abrazarlo, no se le permitid; deseo morir con El, y expirando Jest, ella vive atin, y esta en pié. {Qué misterio de virtud es este? Maria ve frustrados todos los sentimientos y deseos de su corazon en la vida y en la muerte de su Hijo: y mientras éste, que es la fortaleza del Padre, da su ultimo aliento 4 fuerza de suplicios, Maria, que los padece todos en su corazon, es superior a las agonias y a la muerte. jAh! En la cima del Calvario todo estaba lleno de misterios, y uno de ellos era la fortaleza del corazén- de Maria: alli es donde descubrimos, que es Madre de Dios; pues sdlo siéndolo, tendria bas- tante fortaleza para asistir al suplicio, sin morir mil veces, y merecer la hermosa corona de Reina de los martires. FR. JACINTO M.@ MARTINEZ SAEZ. Obispo de la Habana, Capuchino, 1) "G4 eeBS *

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