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toe, ea aa ee eee ee See re nel ptee 108 varon verdaderamente apostdlico. El fué enun sigloincrédulo algo de lo que habian sido San Vicente Ferrer en el siglo XV y el B. Juan de Avila, Apéstol de Andalucia en el siglo XVI. Desde entonces acd, palabra mas elocuente y encendida no ha sonado en los 4mbitos de Espafia. Los sermones y platicas suyas que hoy leemos son letra muerta, y no dan idea del maravilloso . efecto, que no bajo las bévedas de una iglesia sino a la luz del medio dia, en una plaza publica 6 en un campo inmenso ante treinta mil 6 mds expectadores, porque las ciudades_ se despobla- ban y corrian en turbas 4 recibir de sus labios la divina palabra, producia con estilo vulgar, con frase desaseada, pero radiente de interna luz y calentada de interno fuego, aquet varén extraordina. rio en quien todo predicaba: su voz de trueno, el extrafio resplan- dor de sus ojos, su barba blanca como la nieve, su habito y su cuerpo amojamado y seco ;Qué le importaban 4 tal hombre las retéricas del mundo, si nunca pens6é en predicarse 4 si mismo.,? Para juzgar de los portentosos frutos de aquella elocuencia, que fueron tales c'mo no los vio nunca el d@gora de Atenas ni el foro de Roma, ni el Parla:sento inglés, basta acudir a la memoria y a la tradiccién de los ancianos. Ellos nos diran que 4 la voz de Ir, Diego de Cdiz (4 quien atribuyen hasta el don de lenguas) se henchian los confesionarios, soltaba 6 devolvia el bandido su presa, rompia el adultero los lazos de la carne, abominaba el blasfemo su prevaricacion antigua, y diez mil oyentes rompian 4 un tiempo en lagrimas y sollozos. Quintana le oyé y qued6 asombrado, y todavia en su vejez gustaba de recordar aquel asombro, segun cuentan los que le conocieron. Orador mas popular, en todos los sentidos de la palabra, nunca le hubo, y aun puede decirse que Fr. Diego de Cddiz era en todo un hombre del pueblo, asf en sus sermones como en sus versos, digno de haber nacido en el siglo XIII y de haber andado entre los primeros hermanos de San Francisco.» Por fin después de un apostolado de casi treinta afios, vene- rado y tenido por todas como nuevo Santiago 6 Vicente Ferrer, segin expresidn de Leén XIII, colmado de honores, extenuado por las penitencias y admirable por su santidad y milagros, murid santamente en Ronda en 1801, donde se conserva sn sepulcro. Habiéndose Dios dignado honrar su memoria después de su muerte con grandes milagros, la Santidad de Leén XIII le beatificé el 22 de Abril de 1894 delante de innumerable concurso de fieles y de la numerosa peregrinacién de obreros. espafioles Su fiesta se celebra el 24 de Marzo Fr. LEONCIO M.8 DE SANTIBANEZ. (Capuchino,) ——— ae on ‘| vie ee: : mh