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10 _Vcos Capuchino, Misionero y Santo. A esta formula de vida se redujo desde entonces la de nuestro joven, y no hubo jamas propésito mas firme, ni mejor cumplido. En 1757 recibid con grande satisfaccién de su alma el habito de los hijos de San Francisco, con el nombre de Diego José de Cadiz recibiendo tantos favores de Dios que era admiracién por sus virtudes aun a los mas fervorosos. Entre otras misericordias cuenta él mismo el hallarse tan diestro en leer que embelesaba 4 la Co- munidad, habiendo sido antes desechado por ignorante. Las graves tentaciones que sufriéd durante el noviciado, superadas todas con invicta paciencia, y lo mucho que después durante sus _ estudios trabajé el. enemigo comtn para apartarle de la devocidén, indican claramente lo mucho que de su celo y virtudes se esperaba. El dia 13 de Junio de 1766 fué ordenado de sacerdote con dispensa de edad y enviado de familia al convento de Ubrique se dedicé con interés especial al estudio de Teologia y Sagrada Es critura. para prepararse dignamente al apostolado 4 que Dios le llamaba. Durante la semana se aplicaba 4 los ejercicios de oracién mortificacién, soledad y oficios atin los mds humildes del con- vento. Llegado el domingo se iba por las tardes 4 la plaza del pueblo y explicaba 4 todos alli reunidos algun punto de la doctrina cristiana. Asi se fué ensayando el nuevo Apostol hasta que did principio 4 sus correrfas apostdlicas con una Misién en Ceuta, lla- mado por el Obispo de aquella ciudad Al ser mandado por los Superiores 4 dicha ciudad con dicho encargo, la humildad del P. Diego se sobrecogid, sintié en su interior toda la fuerza-del Apos- tolado y esta impresion fué tal, que, rogando cierta mafiana 4 Dios en un rincén de la Iglesia que le concediese las gracias necesarias para tal cargo sintid de pronto un estremecimiento, luégo un temor tal que le hizo caer en tierra y después vid delante de si un res- petable personaje, revestido de sacerdote y con mitra en la cabeza, el cual le dijo: «<Sosiégate, no temas; yo soy Ildefonso que protejo este templo; oras en él y he presentado 4 Dios tus ruegos é inter cedido 4 tu favor, como lo ha hecho mi Sefiora la Virgen Marfa; y ten por cierto que te concedera lo que pidas para la misién a que estas destinado ahora, y para otras muchas 4 que irds después. Por tu predicacién quiere Dios nuestro Sefior convertir 4 muchos pecadores, ni te faltara ciencia ni inteligencia en las Sagradas Es- crituras; en abundancia serds en ellas instruido, y por tu lengua triunfard el Sefior de la falsa filosofia de muchos.» Nuestro Beato
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