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51 mientos, sencilla y blanca como una paloma, rodeada de los astros esplendentes de los ángeles y los apósto- les, de las rosas odoríferas de los mártires, de las aro- máticas violetas de los confesores, y de las cándidas azucenas de las vírgenes '. La contemplara tal cual es, teniendo toda la profundidad de la ciencia, la elevacion de la sabiduría, la opulencia del gozo espiritual, y sien- do un mar de gracias, un piélago de bellezas, un con- junto de portentos, y un tesoro de misterios *: y tuvo tanto placer en esta obra maravillosa de su infinito po- der, que la alabó diciéndola que era su amiga, hermosa en todo su exterior, y mucho mas en lo que encerraba dentro de sí misma ?; y enumerando en seguida todas sus bellezas, la aseguró que por la rectitud de sus obras le habia herido el corazon *. ¡Ah! No es capaz el entendimiento limitado de me- dir la hermosura del Corazon de María, habiendo mere- cido que aquel, que es la fuente perenne de la gracia, y la belleza infinita por esencia, estuviese prendado de ella desde la eternidad. Veíala, contemplábala, y de- seando que llegase el tiempo de la reparacion humana, la llamaba diciéndola: Levántate, date prisa, amiga mia, paloma mía, hermosa mia, y ven *, Hablaba con ella ft Pulchra fide, iosa facie, decora mente..... quam cira cumstant astra luce 1 angelorum, et apostolorum, rose fra- grantes martyrum, vi >» redolentes confessorum, lilia candid- virginum. (Lib. de Cc 2 Scientie profundum, et sapientie altitudo, et opulentia . B. Marie, in collect. PP. Toletan.) gaudii, et gratiarum mare, et miraculorum magnitudo, et pela— gus formositatis, et mysteriorum thesaurus, (Isidor. Thessaloni- cens., Orat. 3 in Deipar. Annunciat. 3 Cantic. Canticor, cap. 4, v. 1. $ Tbid., cap. 4, v. 9. Cantic. Canticor, eap, 2, v. 10.