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37 table en sus larguezas ; entonces fué tambien cuando Dios significó, que depositaría en el corazon de su esco- gida bastante fuerza para quebrantar el orgullo del en- gañador, y abundante gracia para que la derramase en toda la humanidad. Poco era para adornar este Corazon toda la pureza de los ángeles, la fe de los patriarcas, la ciencia de los profetas, el celo de los apóstoles , la paciencia de los mártires, la sobriedad de los confesores, y la inocencia y humildad de las vírgenes * plenitud. Los dotes del Corazon de la Hija exceden á los de las otras criaturas, tanto cuanto en la casa del Rey , todo lo que obtuvo en su aventaja el príncipe heredero á los privados y siervos: un amor desconocido á los serafines arderá en este Gora- zon desde su primer latido vital; y será tan abrasador, que necesitará de los confortativos del cielo, para no desfallecer en fuerza de sus deliquios ?. Desde ese mis- mo instante entrará en una contemplacion tan extática de las perfecciones del Padre celestial, que ninguna cosa terrena podrá interrumpirla ni por un momento, ha- biendo mandado el Criador á toda criatura, que ningu- na se atreva á despertar á su amada del dulce rapto de amor, en que descansa su alma *. Conocerá tan perfec- tamente todo el cariño que la tenia el Rey de la gloria, que dirá desde que empiece á existir, que es toda de su amado, y su amado todo de ella *, uniendo á este cono- cimiento tanta humildad, que pedirá sin cesar á su Es- 1 Non defuit puritas angelorum, non fides patriarcharum, non scientia prophetarum, non zelus apostolorum, non patientia martyrum, non sobrietas confessorum, non innocentia et humi- litas virginum. (Sapiens Idiota, contemplat. de Virg. Mar., cap. 2. 2 Cantic. Canticor, cap. 2, v. 5, 3 Cantic. Ganticor. 2,7. 4 Cant. Cant. 2, 16.