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tú m ORACION. O Corazon purísimo de María, paraiso de delicias celestiales, plantado por Dios desde el principio, para que se deleitase y habitase en él el nuevo Adan, que ba- Jaria del Empíreo á santificar la tierra y redimir al mun- do: trono excelso y glorioso, en que reposó el Rey in- mortal de los siglos, para estender desde él el cetro de su clemencia á los desgraciados, y salvarlos de la muer- le: vaso precioso, adornado gon todos los tesoros de la Beatísima Trinidad, para que contuviese en su seno la naturaleza divina: luz resplandeciente, é inextinguible. que procedió de la boca del Altísimo, pura y sin man- cilla, antes que las sombras del crimen afeasen las obras perfectas de la creacion; resplandor brillante, luz her- mosa, luz que alumbra los cielos, ilustra la tierra. y destierra las tinieblas al abismo: luz, que guia á los estraviados, da consuelo á los afligidos, alivio á los en- fermos, alegría á los Angeles, y gozo á todos los Santos y bienaventurados: primicia inocente é inestimable de la masa de la humanidad, de la cual el sumo artífice tomó una partecita para formar el cuerpo de tu divino Hijo: fuente perenne de aguas vivas, manantial fecundo de todas las gracias que Dios reparte á los hombres, abismo de humildad, océano de piedad, volcan de cari- dad, refugio de los pecadores, paz, consuelo y esperanza de tus deyotos, recibe nuestros parabienes por haber sido predestinado por Dios desde la eternidad á amarlo con amor de madre, y á tenerlo junto á ti por nueve meses, dándole tu propia vida y animacion, y teniendo con ese Corazon divino aquel trato y comunicacion que es un misterio para los mismos Querubines, quienes te

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