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eN y 4 $ i ' AA uE 5 al 264 á anonadarse tomando la forma de siervo, la humildad de María se mostró digna de vivir junto al anonada- miento infinito de Dios humanado, su inocencia y pu- reza despidieron tan singular y nueva fragancia, que no solo admiró á los ángeles, sino que enamoró al Rey de los cielos , obligándolo á dar un salto desde el sólio de su gloria hasta sus virginales entrañas. ¿Qué pureza ha- brá semejante á la de la Vírgen que, invitada á engen- drar en su seno al Hijo del Altísimo, rehusa esta digni- dad, hasta no estar cierta de que ha de ser mas incor- rupta que los cielos, y mas pura que los ángeles? Era un secreto para su Corazon la eleccion que habia hecho de ella el Padre Eterno para Hija, la Sabiduría increada para Madre, y el Espíritu Santo para Esposa; mas no se le escondia que, si concebia al Hijo que el nuncio ce- lestial la anunciaba, habia de ser la criatura mas gran- de y mas noble, de cuantas salieron de las manos divi- nas, «fecunda en la prole, perfecta en la virtud, coro- nada de méritos, conspícua en las riquezas, emparenta- da con Dios, próxima á su Hijo, y rodeada del consorcio de los ángeles *.» ¡Perspectiva sublime , honor inefable, y dignidad incomprensible! Mas ¿qué es todo esto para el Corazon de María? Ella ha ofrecido á Dios en las aras de su amor el holocausto de su alma con todas sus po- tencias, y de su cuerpo con todos sus sentidos; y para no contraer jamás, ni la mas ligera sombra de impure- 7a, ha jurado ante estas aras que renuncia, aun á la mas noble y grandiosa maternidad de la tierra: por lo que, por grande y excelsa que sea la dignidad “que el ángel la propone, María no la admite, si no puede ser (quam simul mereri possent omnes pure creature. (S. Bonav. in 3. distinct. 4. a. 2. q. 2. í Div. Laurent. Justin. Serm. de Purific.

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