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sumus, ut. ejus piissimee erga nos dilectionis effectum sentiamus in terris, ac ejusdem dilectionis fructum per- cipiamus in coelis, Qui vivis et regnas cum Deo Patre, in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia seecula seculorum. Amen. DIA SEGUNDO. Por la señal, etc., como el primer dia, diciendo la ora- cion preparatoria, O Corazon inmaculado, etc. MEDITACION sobre los sentimientos del Corazon de Maria, al tomar carne humana en su seno el Hijo de Dios. Desde el primer momento de su existencia , no tuyo el Corazon de María sino un solo afecto , el cual era en ella una deuda sagrada hácia aquella dignacion amoro- sa, con que la habia vinculado para sí mismo el Espí- ritu Santo, como su propio patrimonio, y habitacion especial de su gloria infinita. Empezar á existir, y em- pezar á amar á Dios, fué un solo acto para el Corazon de María: acto que tuvo principio, pero sin conocer fin, ni haber padecido la mas mínima interrupcion, partici- pando en su intensidad, perenne é inmutable de las propiedades del amor, que tienen á Dios los bienaven= turados en el cielo, y superando á todos estos en la ex- tension indefinible, que iba tomando en cada instante de su vida , pues cada uno de ellos era un nuevo grado, que tomaba el fuego celestial que la abrasaba. Y ¿quién podrá explicar la naturaleza de este amor, que ardia en

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