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239 Todo conspira á enseñarnos que nuestra salvacion está depositada en el Corazon de la Madre de Dios; pues á mas de tenernos un amor mas tierno y mas intenso, que el que demuestran á sus hijos las madres segun la carne, tiene el poder para satisfacer todos sus anhelos, y los nuestros. Y es tan vehemente el deseo, que tiene de nuestra eterna dicha, que no aguarda á que nosotros vayamos á ella, sino que ella nos llama y convida con las riguezas de su amor, diciéndonos con la Sabiduría eterna, que es ella como la vid, que da frutos de suave olor, y que sus flores son de honor y de riquezas; que es la Madre del amor hermoso, y del temor, y de la ciencia,y de la santa esperanza: y que en ella. se halla toda la gracia del camino y de la verdad, y toda la es- peranza de vida y de virtud. Ni se contenta esta Madre amorosa con descubrirnos los tesoros que encierra, sino que nos revela el dichoso porvenir, reservado á los que quieran aprovecharse de ellos; ella nos dice, que su es- píritu es mas dulce que la miel, y su herencia mas sua- ve que el panal, y que no será confundido, quien vaya á ella, antes tendrá la vida eterna *. Admirable es-por cierto la bondad del Padre Eterno, en haber dado todas sus riquezas al Hijo: pero es toda- vía mas consolador para nosotros, el saber que del Go- razon del Hijo han venido todas estas riquezas al de la Madre, para que nos acerquemos con confianza y afecto filial á tomarlos, sin que tengamos que ofuscarnos y deslumbrarnos con los resplandores de luz inaccesible, donde Dios habita, ni nos cause espanto la severidad de nuestro supremo Juez. Pero, para que podamos conse- guir los bienes que tenemos en el Corazon de María, es necesario que creamos con fe viva , y pidamos con es- 1 Eccli. cap. 24, v. 24. 25. 26. 27.
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